Dios vs Big Data

Dios vs Big Data

Desde hace ya algunos años, las agencias de publicidad hemos ido incorporando nuevos perfiles a los equipos: matemáticos, sociólogos, estadísticos, etc… para adaptarnos a un nuevo paradigma bigdatista e hiper-segmentacionista.

La mayoría de las veces, contratamos a las personas por lo que se supone que saben hacer, no por lo que son, sus valores o su forma de entender la vida. De hecho, y aunque el perfil humano es en realidad tan o más importante que el profesional, en algunos países y en bastantes empresas está prohibido preguntar acerca de esas cuestiones.

A priori parece una buena idea, si el objetivo es evitar la discriminación. Pero, ¿y si fuéramos capaces de utilizar esa información para construir entornos laborales diferentes? ¿y si pudiésemos olvidarnos por un momento de los conocimientos adquiridos y nos enfocáramos en algo distinto? Quizás conseguiríamos esa ansiada diversidad que debe permitirnos obtener resultados diferentes.

Imaginemos que tenemos que montar una agencia de publicidad y solo podemos entrevistar candidatos haciéndoles una única pregunta, ¿qué pregunta sería?

¿Crees en Dios? Esa podría ser una buena única pregunta.

Si usáramos esa pregunta como único filtro de selección, la respuesta nos daría pistas para crear un equipo bien interesante:

Los ateos estarían a cargo de la investigación de mercados y la planificación de las campañas. Porque exigirán evidencias de todo, y descartarían cualquier propuesta que no esté sólidamente contrastada con datos.

Los creyentes, a vender. Porque su proselitismo es ideal para convencer a los clientes de que tu causa (tu propuesta, tu campaña, tu idea) es la mejor. Lo único es que antes tendríamos que convencerles de que, efectivamente, nuestro producto es el mejor.

Y siguiendo esta línea, los agnósticos serían los creativos. Los agnósticos se preguntan cada mañana si Dios existe. Les falta información para decidirlo – son conscientes de sus limitaciones y lo aceptan-, y eso les hace más tolerantes y flexibles que al resto, más abiertos y abiertas de mente, más dispuestos y dispuestas a crear algo nuevo. Por eso sería el perfil más adecuado para pensar campañas.

Lo más complicado sería conseguir que ateos, creyentes y agnósticos hablen y se entiendan entre ellos. Que sean capaces de entender la postura del otro, de valorar un punto de vista diametralmente opuesto al propio. Algo similar a lo que ocurre hoy en día entre creativos, planificadores de medios y responsables de datos & investigación.

Por eso es tan importante que todos trabajen juntos desde el primer momento, que intercambien información, sensaciones, experiencias. Uno de los retos que tiene la industria publicitaria es el de ser capaz de sumar a todos en una única conversación. Y no hay más remedio que hacerlo, porque el mundo, la tecnología, las tendencias y los mercados lo demandan cada día más. Solo encontrando soluciones integradas podremos llegar a las personas adecuadas en el momento adecuado y con el mensaje adecuado.

Solo entonces la existencia de Dios pasará a ser irrelevante, y el único foco será la marca y sus necesidades. Palabra de ateo.

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